La autonomía, clave para la salud de nuestros mayores
Artículo realizado por el Equipo de TKE Home Solutions
Vivir solos es, cada vez más, una tendencia en crecimiento en España. Actualmente, casi cinco millones de españoles viven solos, y es un número que irá aumentando en los próximos años. Las proyecciones apuntan a que en 2035 los hogares unipersonales supondrán el 29 % del total en España. Estas cifras indican una clara tendencia entre la sociedad española, pero esconden una realidad más. Más de dos millones de esos hogares unipersonales son hombres y mujeres de 65 años o más. Para algunos, vivir solos es una opción, ya que se encuentran lo bastante bien física y mentalmente para poder elegir cómo quieren vivir. Para otros, por desgracia, es una obligación debida a la falta de recursos o de familiares que puedan cuidarlos.
La edad supone una pérdida natural de autonomía que, en muchos casos, obliga a los mayores a renunciar a su hogar y mudarse con sus hijos o a algún centro especializado. Cuando alguien envejece, es habitual que las familias decidan que vaya a vivir con ellas, para así cuidarlo y atenderlo mejor. Sin embargo, en ese momento es normal centrarse en sus cuidados y olvidarse de que aún es capaz de hacer muchas cosas por sí mismo.
Es esencial que los mayores conserven su autonomía cuando viven con más gente. Verse como alguien independiente y capaz es clave para mantener una buena calidad de vida y conservar su autoestima. Por ello, os damos una serie de consejos para aquellas familias que hayan traído a una persona mayor a casa y quieran ayudarla a que conserve su autonomía.
CONSEJOS:
1. Observar qué tareas puede realizar sola
Para saber hasta qué punto una persona puede valerse por sí misma, hay que observar su rutina. Por ello, los primeros días es importante dejarle espacio y mantener la distancia, acompañándola, pero sin intervenir.
Habrá que prestar atención a todas las tareas del día a día: aseo, comida, desplazamientos… y descubrir cuáles puede hacer sin ningún problema y en cuáles necesita ayuda. Es importante actuar solo en aquellas que no pueda realizar de forma independiente e ir adaptándonos a su evolución física y mental.
2. Adaptar la vivienda
Con la vejez, llegan algunos problemas físicos como la pérdida de fuerza física o los problemas de movilidad. En los casos más serios, estos obligan a una persona a necesitar ayuda constante; en otros, una simple adaptación del hogar puede permitirle seguir valiéndose sola. Quizá sea necesario instalar un salvaescaleras para que pueda llegar a la segunda planta sin esfuerzo, dejar los accesos libres de obstáculos, instalar piso antideslizante y barras de seguridad en el baño…
3. Evitar regañarla cuando no pide ayuda
Es normal preocuparse de nuestros mayores y pensar que corren un riesgo cuando hacen algo solos. No obstante, regañarlos cuando son independientes hará que teman volver a hacerlo y no lo intenten más.
4. Reconocer su esfuerzo cuando haga algo sola
Si cuando consiguen hacer alguna tarea sin ayuda reciben un refuerzo positivo, volverán a querer hacerlo solos. Es una forma de motivarlos.
5. Animarla a hacer ejercicio moderado
La actividad física tiene múltiples beneficios para el organismo: contribuye a reducir los síntomas de las enfermedades reumáticas; previene la obesidad, la diabetes o la depresión; frena el envejecimiento celular; mejora la circulación, y ayuda a dormir mejor, entre muchos otros.
6. Ampliar su círculo social
El aislamiento y la soledad son dos males que acechan a las personas mayores. Tener amistades, además de relacionarse con la gente con la que conviven, les ayudará a sentirse más completos e independientes. Puede que al principio necesiten un empujoncito para salir de casa y relacionarse. Por eso, una buena opción es asistir con ellos a talleres o clases de distintas temáticas que les resulten interesantes.
7. Llevarla a descubrir aficiones nuevas
En línea con el consejo anterior, se pueden conseguir nuevas amistades al probar actividades diferentes. Grupos de gimnasia, talleres de manualidades, clases de baile, clubs de lectura o de deportes… Cualquier actividad que les llame la atención les proporcionará unas horas semanales de entretenimiento, de socialización y de independencia.
8. Ejercitar la mente
Una mente ágil es sinónimo de autonomía. Hay múltiples formas de poner el cerebro a trabajar. Además de socializar, hacer ejercicio y encontrar nuevas aficiones, en casa se puede optar por otras muchas tareas: pasatiempos, lectura en voz alta, puzles… Si no se animan a hacerlo solos, se puede convertir en un momento en familia en el que mayores y pequeños puedan disfrutar juntos.